BAJO EL ÁRBOL de manzano
renaciste
y el tiempo empezó a congelarse
de un tejido amarillento
bajo el techo de la nueva casa.
La sombra entonces inició su acción
de carcomernos
las córneas de los ojos en cuanto
tú y yo soñábamos por las mañanas
y el suelo se empolvaba de un intenso
cielo azul envejecido.
No sé si fue el tedio que empezó a señalarte
de surcos los costados de tu boca
ahí
donde yo una vez dejé que rodaran mis palabras
mientras tú te estremecías
Las horas también acaban por extinguirse
lentamente.
Si no mira el tiempo en tu reloj pulsera
y verás lo frágil que resulta ser la vida.
Las pieles más brillantes se tornan macilentas
igual que esta tardes de invierno sin sentido.
renaciste
y el tiempo empezó a congelarse
de un tejido amarillento
bajo el techo de la nueva casa.
La sombra entonces inició su acción
de carcomernos
las córneas de los ojos en cuanto
tú y yo soñábamos por las mañanas
y el suelo se empolvaba de un intenso
cielo azul envejecido.
No sé si fue el tedio que empezó a señalarte
de surcos los costados de tu boca
ahí
donde yo una vez dejé que rodaran mis palabras
mientras tú te estremecías
Las horas también acaban por extinguirse
lentamente.
Si no mira el tiempo en tu reloj pulsera
y verás lo frágil que resulta ser la vida.
Las pieles más brillantes se tornan macilentas
igual que esta tardes de invierno sin sentido.
1 comentario:
Me parece más que bueno este "Bajo el árbol". Más que genial, incluso.
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