miércoles, 25 de abril de 2007

I

I

En el ambiente

flotan las palabras,

las cosas jamás dichas

hasta ahora.

Y un racimo de signos

es mi patria,

una palabra gorda,

cuyo significado

se pierde con el tiempo.



II

Cuando se es niño

las palabras

conservan su real sentido:

las brujas de papel, p.e., son brujas de papel,

los caballitos de escoba

son caballitos de escoba,

los príncipes enamorados

son príncipes enamorados,

las brujas horripilantes

a la caza de mariposas,

son brujas horripilantes

a la caza de mariposas.



III

A veces uno se topa con ellas

-las palabras-

y se van reventando en los ojos y entonces

ya no podemos aguantar las lágrimas

como cuando en la infancia.

Así llegamos a conclusiones semejas:

Las palabras pueden ser fuertes o débiles

según como nos hieran:

a) al amanecer

b) al atardecer

c) al anochecer

En la medida

que no emplean ni buenas

ni malas palabras,

los mudos son felices, es decir,

debieran ser felices…..



IV

Realmente

la realidad

es una irrealidad

sólo expresada

con palabras.

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